La crisis pesquera global de las últimas décadas, agravada además por la crisis económica del 2007, generada por la sobreexplotación de un gran número de caladeros, ha estado motivada principalmente por las limitaciones del conocimiento científico, incertidumbres en las evaluaciones y/o fallos de los sistemas de gestión.

Las pesquerías artesanales y costeras presentan una importancia social mucho mayor que las pesquerías industriales, a pesar del mayor valor económico de estas últimas. Las pesquerías de crustáceos explotadas por flotas artesanales y de gran importancia debido a su elevado valor unitario, han sido sobre-explotadas, alcanzando un estado próximo al colapso.

En Cantabria, como en la mayoría de puertos españoles, se desconoce la evolución de la pesquería de crustáceos decápodos, debido a la ausencia de un registro oficial de capturas, estando estas muy probablemente subestimadas.

La poca capacidad de actuación de los responsables derivada por esta falta de datos, la toma de decisiones erróneas a la hora de gestionar o la falta de informes y estudios científicos, son los resultados de una gestión fracasada que pueden dar lugar a grandes pérdidas a nivel económico y social. El éxito de la gestión de una pesquería reside en una buena información de los responsables de la gestión de las pesquerías.

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En el establecimiento de una ordenación pesquera confluyen múltiples intereses que deben reunirse para una eficaz gestión del recurso:

(i) Intereses biológicos: Maximiza el rendimiento de la pesquería sin que el stock sufra una merma significativa que impida su recuperación y sostenimiento a lo largo del tiempo como consecuencia de su explotación.
(ii) Intereses del pescador: Máximo beneficio económico al menor coste.

(iii) Intereses del legislador: Armonizar ambos conceptos y cualesquiera otros que concurran en el hecho en sí.

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El proyecto Crustáceos decápodos en Cantabria oriental se ha lanzado con la intención de recopilar el mayor número de datos posibles sobre la situación de la langosta, el centollo, el bogavante y la nécora. Sin información no se puede empezar a trabajar, por lo que una vez obtenidos los suficientes datos como para hacer un análisis fidedigno, se pasará a la segunda fase en la que se analizarán los datos obtenidos y en función de los resultados, se desarrollará una propuesta de acción.